19 de diciembre de 2022

El olor que susurra

Te despiertas sobresaltado. Es lo de siempre, pero no puedes evitar un escalofrío. Una desagradable sensación que durará un buen rato. Ya deberías haberte acostumbrado. Te ha acompañado toda tu vida. Ese olor que susurra está a tu lado desde que naciste. Desde que supiste que algo no iba bien. Desde que los médicos determinaron que algo en tu cabeza no iba bien. Cuántas lágrimas derramaste siendo un niño. Terrores infantiles, decían. Démosle pastillas, decía el Doctor JD Martín. ¡Está loco! ¡Un apestado! El bicho raro al que todos evitan. Y no me extraña, ¿en qué te has convertido? ¡Dime! Acaso en un miserable gusano.

        Nadie te cree porque las personas corrientes no huelen susurros ni acarician lamentos. ¿O tal vez sí? ¿Habrá más personas como tú? Lo dudo.

        Ahora sales a la calle. Hace frío. Caminas más de dos horas hasta llegar a las ruinas. Un día más. Todo sigue igual. Te cuesta pasar bajo la alambrada. Es culpa de las pastillas. Te agotan, te hacen dormir demasiado. El pasto seco contesta a tus pisadas mientras avanzas hasta la casa. Miras a tu alrededor. No hay nadie. Nunca hay nadie. Entras. Sorteas escombros y cristales para llegar a la escalera. Subes arrimado a la pared porque no te fías del crujido de los peldaños. Arriba hay mucha luz desde que arrancaste las persianas y quemaste las cortinas. Entras en tu cuarto. El que te sirvió de refugio 18 años. Por más que las buscas, no hay pruebas de tu pasado aquí. No hay recuerdos. Te los han borrado los médicos. Esos hijos de puta tienen la culpa. 

        Te tumbas en el polvoriento somier metálico. Un cable desnudo parece saludarte desde el techo. ¿Se mueve? Da igual, puede que solo esté en tu cabeza, como los olores que zumban. Permaneces callado. Quieto. Quieres que esto no sea tan penoso como lo ha sido tu vida. Un final necesita algo de espectáculo, pero no has preparado nada. Como siempre.

        Sacas la navaja. La abres. La claridad que entra por la ventana se refleja en su filo. Sonríes. Hacía mucho que no sonreías. Aguardas. Necesitas que un olor te susurre al oído. 

        Escuchas una tonalidad en la lejanía. Ya queda poco. El aroma murmura cada vez más cerca. Tu mano sujeta la navaja con firmeza. El olor está prácticamente a tu lado. Te levantas del esqueleto que es la cama. Cierras los ojos para centrar toda tu atención en los murmullos. Entiendes lo que masculla. Pero esta vez no vas a obedecer porque lo tienes todo pensado. Tú mandas. 

        Saltas a un lado. Realmente solo has dado un paso largo. Alzas el brazo. Cuentas hasta tres y embistes. La navaja dibuja un arco en el aire. No pasa nada. No te extraña. Has desobedecido las órdenes del olor. Los murmullos decían que te cortaras las venas. Te pedían que surcaras la carne hasta encontrar hueso. Y no has querido. No has tenido agallas. Eres el parásito que ha pretendido matar a su huésped, ¿o tú eres el huésped? 

        Sales de la ruina. Por fin un recuerdo se pasea por tu mente. En aquel momento sí pudiste matarlos. Dormían. «No hay honor en lo que hiciste», dice otro olor. 

        Enfadado, sacas la navaja y arremetes en todas las direcciones, acuchillando a ese olor, al otro, a todos. Pero singuen ahí, suspendidos en el ambiente mientras susurran y susurran. Agotado, la dejas caer en el suelo. Mañana lo volverás a intentar, aunque sabes que no hay forma de matarlos. No hay forma de matarme.


Micro incluido en el especial de Halloween 2022 de Territorio Extrañer.


15 de diciembre de 2022

Historia del Necronomicón

Historia de El Necronomicón, de H.P. Lovecraft, es un breve, pero completo resumen de la historia de este grimorio, de su autor y de distintas ediciones desde su creación en el año 730 hasta nuestros días.

1 de diciembre de 2022

«Eméticas», de Francisco Santos Muñoz Rico

Aquí pongo voz a un relato corto de Franky. El texto está incluido en Cuentos para leer en el váter, la antología que él coordinó, y en la que también participo con un relato.