VÍDEO REALIZADO A PARTIR DE LA EMISIÓN DEL MICRORRELATO "Soy la única", EN EL PROGRAMA DE ONDA CERO, LA ROSA DE LOS VIENTOS el domingo 30/09/13
Esto no es más que una serie de palabras enlazadas que dan forma a las pequeñas historias que deambulan por mi cabeza.
21 de octubre de 2013
14 de octubre de 2013
El ser.
Un estridente chirrido lo despertó. Conforme abrió los ojos, casi a cámara lenta, el sonido se fue desvaneciendo. Miró a un lado, luego al otro. Lo hizo muy lentamente, puede que
por miedo a que le escucharan. Todo parecía en calma. Excepto por su
respiración, el silencio era casi absoluto.
Por la ventana de su
habitación se colaba la claridad de una farola cercana que dibujaba un
rectángulo en la pared. Le daba cierta tranquilidad no estar totalmente a
oscuras.
Se fue destapando
lentamente. Primero apartando las mantas con las manos y luego con la ayuda de
los pies para no incorporarse directamente. Finalmente se decidió a levantarse
y empezó a caminar de puntillas. Antes de salir de la habitación miró atrás. Algo
pasó en ese momento cerca de la ventana haciendo un ruido que no supo describir,
algo como un zumbido chirriante. El perfecto rectángulo que iluminaba la ventana quedó
casi borrado durante unos segundos. Seguramente un pájaro estaba revoloteando
alrededor de la farola.
Encendió la luz. Se
relajó. Luego hizo lo propio con las del pasillo y con la de la cocina.
Mientras sonreía, se sirvió un vaso de leche. Se lo tomó de un trago. Inspiró
profundamente y dio media vuelta para volver a la cama. Una a una fue apagando
todas las luces que había encendido. Tumbado bocarriba, se quedó mirando la
pared hasta que el sueño empezó a aparecer de nuevo, pero otra vez ese sonido
lo puso en alerta. Desesperado se frotó los ojos antes de levantarse y
decidirse a mirar qué era lo que había en la calle. Cuando se dispuso a abrir
la ventana apareció ante él una siniestra figura. Cayó sobre la cama sin poder apartar
la mirada de aquel ser. El sonido empezó a aumentar de volumen, posiblemente
provenía del sus alas. Su cuerpo tenía ciertos rasgos “humanos”, pero lo más
impactante en aquel ente, era su mirada.
Desde la calle, el enorme
insecto lo estudió a fondo con sus gigantescos ojos rojos. Luego desapareció.
Bloqueado sobre la cama
lo encontraron dos días después balbuceando algo sin sentido. Tras el
diagnóstico médico lo ingresaron en un hospital psiquiátrico.
Restablecido, meses
después empezó a hacer vida normal. Una noche en la que dormía plácidamente se
despertó alertado por un sonido familiar. Se levantó y abrió la ventana. No
tardó en aparecer el misterioso ser que tiempo atrás lo había trastornado. Cara
a cara se contemplaron unos segundos, casi podían tocarse. Fuera lo que fuera
aquello, no era de este mundo, no podía serlo. Era tan alto como él, pero la
envergadura de sus alas lo hacía mucho más grande.
Dio unos pasos atrás y
sacó algo que llevaba un tiempo escondido bajo la almohada. El ente no
desconfío al ver el reflejo que la hoja dibujó haciendo un arco en el aire. Es
más, podría pensarse que lo esperaba. Sus ojos rojizos se apagaron cuando el
enorme cuchillo se incrustó en el centro de su cráneo.
Días más tarde lo
encontraron bloqueado de nuevo sobre su cama. Esta vez no balbuceaba. Insertado
entre sus ojos, un cuchillo de cocina había acabado con su sufrimiento.
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Relato inspirado en el Mothman.
Vicente Ortiz Guardado
Vicente Ortiz Guardado
14-10-13
Derechos de autor: Relato registrado en Safe Creative. Código de registro 1803056011018
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