8 de mayo de 2012

Dorothy.

Tan rara como en la sensación de un sueño en el que no puedes moverte rápido o hablar, así se sentía Dorothy avanzando por el sinuoso pasillo todo lo alerta que podía. A su derecha había una enorme puerta cerrada, siguió avanzando. Unos metros más adelante, vio otra puerta. Esta vez agarró el pomo, pero éste no giró. Casi a cámara lenta, echó un vistazo atrás para confirmar que seguía sola. Siguió andando. Conforme avanzaba la luz era más escasa y el olor más desagradable. Su cuerpo estaba tenso y su respiración empezaba a ser más irregular, pero tenía que saber la verdad. Algo terrible estaba pasando, además no sabía cómo había podido llegar hasta allí.