Entró en el gran salón
con una decisión que jamás había tenido. Segura de sí misma, avanzó con la
barbilla alta mientras su larga melena rubia bailaba al son que marcaban sus
pasos firmes y decididos. Su gran sonrisa le daba un aire agradable y cercano, muy
lejos quedaba ya su etapa oscura en la que perdió toda su joven vitalidad. Por
fin la terapia había funcionado y Marián era otra persona. La persona que
siempre fue hasta que lo conoció.