24 de abril de 2022

El valle de la muerte

El ensordecedor crujido la roca viva repiqueteaba incesante en mis oídos como un martilleo constante. No podía escuchar ni el arrastrar de mis pasos erráticos al avanzar por el angosto valle. De una y de otra parte rodaban piedras envueltas en nubes de polvo, que avisaban de un inminente ataque. Más peligrosas eran las que se precipitaban limpias desde las manos de los gigantes, y que de forma aleatoria se estrellaban sobre el camino. 

        Incapaz de controlar la caprichosa secuencia de los impactos, decidí caminar en línea recta, ignorando el peligro, pero una violenta ráfaga de viento cálido apagó mi antorcha cuando ya veía el final del corredor. 

        Impaciente por saborear mis entrañas, la difusa silueta de un enorme carroñero sobrevoló mi cabeza. Cegado por el miedo y la polvareda, no advertí el abismo que se abría ante mis pies. Caí.

        Cuando abrí los ojos, apenas podía moverme. Fusionado con la propia roca, que ahora era yo mismo, sostenía un pedrusco desde las alturas. Los que me acompañaban observaban mi confusión. Como un acto involuntario solté la piedra. Abajo, entre el secarral cubierto por el polvo, un iluso pretendía esquivar el valle de la muerte.


Micro escrito para La Parroquia inspirado en la imagen propuesta.

 Abril 2022 Nº registro 2205121123647

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